La leyenda del cipitío en una leyenda antigua que viene de generaciones en generaciones, esta historia la contaban los abuelitos a sus nietos, en una tarde donde todos se reunían, se la contaban para tenerlos entretenidos y que les diera miedo. Al pasar del tiempo se escucha menos la leyenda, pero eso no quiere decir que no sigue viva.
El cipitío es parte de la mitología salvadoreña, se le conoce también como el cipitillo como lo dicen nuestros abuelitos, este fue condenado a vivir para siempre como un niño de 10 años de edad, por la culpa de su madre, llamada sihuanaba, esta mujer fue condenada a vivir errante, por un dios llamado Tláloc al cual ella traiciono.
El cipitío y sus características
Al cipitío le encanta comer cenizas y estar acostado encima de ella, cuentan los abuelitos que en los horno en los que ellos cocinaban, habían veces en los que encontraban huellas pequeñas como de un niño y se decía que eran del cipitío, a los que algunos todavía no lo creen. El cipitío es un cipotillo panzón, que lleva un sombreo grande y puntudo y tiene al revés los pies, por lo cual cuando se le quiere perseguir se confunden y le es más fácil su escapada.
El cipitío se esconde entre los matorrales de las quebradas y los ríos, esperando a las muchachas, que llegan a lavar ropa o a bañarse, les tira piedritas, les dice piropos, y les silba, pero nunca les hace nada. Al pasar de los años y del tiempo algunas personas le pueden inventar una que otra cosa a la leyenda según sus creencias, pero lo importante es que nunca se deja de contar.
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